Saber decir que “no”, no sólo es cuestión de elegir una cosa por la otra sino un asunto de buena autoestima. El que no se sabe negar a nada, muchas veces se cree que es por ser buena persona o generosa, sin embargo es más un asunto de “querer quedar bien” que realmente por hacer la buena obra. A esto me refiero cuando el favor solicitado o la situación en la que se encuentre el individuo, le resulte negativa, desfavorable o incluso le afecta directamente y aún así acepta llevarlo a cabo.
Habrá asuntos de los que no nos podemos salvar por tener el compromiso moral, pero es importante aprender a identificar por qué nos sentimos comprometidos, así como qué buscamos de la otra persona como recompensa al aceptar hacer lo que nos solicita. Si lo analizamos a fondo, muchas veces hacemos cosas solamente por tener la aprobación de los demás pero nos justificamos de muchas maneras para no “quedar mal” ante nosotrxs mismxs, por arrastrados y arrastradas. No quiero que se entienda hasta el extremo, no es arrastrarse hacerle uno o mil favores a otra persona, sólo lo es cuando las intenciones no son honestas ni por lo motivos correctos para sí mismxs.
Si mantenemos una buena dosis de honestidad con nosotrxs mismxs y hacemos las cosas por convicción y no para obtener constante aprobación de las personas, es entonces cuando podemos sentir que tenemos una sana autoestima. La autoestima se trabaja haciendo una revaloración constante de nosotrxs ante distintos hechos, situaciones y personas, pero principalmente es la manera en cómo nos percibimos. No hay persona con mejor autoestima que la que se permite ser ella misma y toma sus propias decisiones.